Exfoliar

La acción exfoliante es fundamental para ayudar al proceso natural de la piel y favorecer la renovación celular incluso en las zonas más delicadas, proporcionando inmediatamente una piel más luminosa, aterciopelada y suave. Una exfoliación periódica disminuye la aparición de imperfecciones, rejuvenece la piel, la tonifica y ayuda a obtener un bronceado más dorado, uniforme y duradero. Tras la fase de exfoliación, la piel estará preparada para recibir con mayor eficacia los posteriores tratamientos específicos.